En Nueva York, los estudios boutique se han unido para lanzar un mensaje claro: “este mes, deja las apps y paga directo en tu gimnasio”.
La iniciativa se llama Gym Loyalty Month y la ha puesto en marcha James McMillian, CIO de Tone House, uno de los estudios boutique de fuerza y acondicionamiento más conocidos de la ciudad.
📅 La propuesta es sencilla: durante todo agosto, no uses apps de reservas de terceros.
Compra una membresía al precio completo, directamente con tu gimnasio o estudio favorito. Un mes de apoyo directo que, según McMillian, puede marcar una diferencia enorme para la economía de los gimnasios y entrenadores… justo en uno de los meses más flojos del año.
La campaña invita a que etiquetes a tu gimnasio y uses el hashtag #GymLoyaltyMonth.
💸 El problema con las plataformas agregadoras.
Si una clase cuesta 35 $, a través de la plataforma la pagas 10 o 12 $. El resultado es que la plataforma es quien está marcando el valor de tus clases, no tú.
Los dueños de gimnasios lo ven como una oportunidad para recordar lo que un boutique ofrece frente a un gimnasio low cost o una app de entrenamiento: comunidad, coaching personalizado, un sitio que te conoce por tu nombre.
Ruben Belliard, de The Training Lab (Midtown Manhattan), lo explica mejor que nadie:
“La fidelidad no es caridad; es supervivencia. Cuando entrenas local, los gimnasios devuelven con mejores programas, más eventos y más impacto. Un big-box no recordará tu nombre. Una app no corregirá tu técnica. Pero tu gimnasio local sí”.
Y Noam Tamir, fundador de TS Fitness, añade otro punto: no se trata solo de mantener el negocio abierto, sino de poder pagar bien al equipo.
“Ser dueño de un gimnasio no es solo entrenar. Es cuidar de entrenadores y staff, con formación, vacaciones pagadas, actividades de equipo… incluso en los meses flojos. Eso mantiene fuerte la cultura”.
🚀 ¿Puede un mes cambiar la industria?
No buscan “demonizar” a las apps, es una herramienta muy potente para los gimnasios boutique, sino hacer visible un problema.
Un cliente de Tone House compartió este testimonio:
“Queremos lo mejor y nos quejamos si no lo tenemos, pero nunca pensamos en lo que pierden los gimnasios cada mes, en lo poco que ganan los entrenadores, o lo duro que es sobrevivir.”







